miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz 2009


Leo las páginas de un periódico cualquiera: guerra, misiles, recesión, expedientes reguladores de empleo, crisis, atentado, violencia de género, marea negra... Y deseo, con sencillez pero todo corazón, que el nuevo año venga cargado de buenas noticias.

¡Que no cesemos nunca en ese empeño!

sábado, 27 de diciembre de 2008

Después de los turrones...

Después de los turrones, una gripe y demás llega el momento de hacer balance.
La presentación de Mi planeta de chocolate en la Librería Masdelibros de Huesca resultó tan bien como las anteriores... ¡Al igual que las dos sesiones de cuentacuentos que le siguieron en el IES. Sierra de Guara!
Gracias a Jesús por su hospitalidad, a Myrian por el reportaje publicado en El Diario del Alto Aragón, a Blanca por la tarea que realiza en favor de la lectura, a Chocolates Lacasa por cedernos sus especialidades. ¡Con amigos así, no es de extrañar que en Huesca me sienta siempre como en mi casa!

Llegan también las primeras críticas al libro. A muchos, quizá por la inocencia de su pequeño protagonista, les recuerda La vida es bella del genial Roberto Benigni. A otros les parece "delicioso", a alguno "le ha sabido a chocolate" y, según mi amiga Valeria, "si llega a publicarlo Planeta estaríamos hablando de un auténtico bestseller". Me encanta quien considera esta novela como una tesis que pretende demostrar algo: que los sueños sólo se alcanzan si se persiguen. Aunque eso sí, también tengo asumido que habrá más de uno a quien ni le guste ni le deje de gustar.

Con independencia de ello, la repercusión en los medios está siendo extraordinaria. Más de 4.000 entradas en google, decenas de entrevistas para España, México y otros países latinoamericanos, un aluvión de visitas en google analytics. Y es que Mi planeta de chocolate tiene ingredientes de sobra para agradar. Ahora sólo falta esa pizca de suerte para que también funcione en las librerías.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz Navidad

Y de nuevo, soñé...
...con una barriada de Palestina donde hace más de 2000 años vivía un prestamista llamado Mino. Era huraño, solitario, pasaba las horas repasando sus cuentas y apenas tenía contacto con otros aldeanos.
Una mañana al despertar descubrió su pañuelo anudado. Era un nudo marinero, de esos que solía hacer cada vez que quería recordar algo importante, pero no cayó en la cuenta de por qué pudiera ser.
Tal vez debiese cobrar la iguala que impusiera el usurero, preparar sus aparejos al afilador o dorar el mango de algún cayado.
- Seguro que alguien pretende meter sus rebaños en mis tierras sin pagar tributo -pensó-. Pondré espino sobre la cerca.
Mas aquellas razones no acababan de convencerle.
Mientras cavilaba sobre los motivos del nudo, llamaron a su puerta.
- ¿Quién vendrá molestando a estas horas?
Era un hombre con barbas, túnica sencilla sin cordel, sandalias de esparto. Tiraba de su mula sobre la que iba una mujer encinta; hermosa ella, muy hermosa, desprendiendo una dulzura extraordinaria.
- Bien hallado, buen hombre -dijo aquel visitante-. Soy José de Nazaret, de oficio carpintero, junto a mi esposa María. Esta noche dará a luz un niño que se llamará Jesús, y quisiéramos pedir asilo en vuestra morada.
Pero Mino no estaba para tonterías.
- Si quieren parir gratis que vayan a Jericó -refunfuñó mientras les cerraba de un portazo.
Media hora más tarde un ángel posó sobre el tejado. Anunciaba glorias, si bien con tanto aleluya podía estropear alguna teja. Tuvo que echarlo a pedradas.
Llegaron las hilanderas, los cabreros, un flautista, cien aguadores, un cometa con estela, millones de pastorcillos…
- ¡Qué demonios querrá tanta gentuza! Cuánto vago anda suelto por el mundo. Más les valdría pagar lo que deben. ¡Fuera!
A pesar de sus desaires, todos permanecían en las lindes de la finca. Hasta que alguien nombró un pesebre y partieron hacia él.
No mucho después vinieron tres señores con corona, montados sobre camellos. Dijeron que eran Reyes. Mino no les creyó:
- ¿Cómo van a ser monarcas dos viejos y un negro? ¿Oro, incienso, mirra…? A mí no me engañan. ¡A la calle!
Mientras, en un portal de Belén se encendía una luz maravillosa. La nieve pinta el paisaje y el viento susurra villancicos.
- ¡Idioteces! -murmuró el prestamista.
Y volvió a su libro de créditos, a cebarse con la lista de morosos, a contar los reales de su arcón. Así pasó el día.
Hasta que entrada la noche recordó por que estaba anudado su pañuelo. Un ángel le había revelado la tarde anterior que su hogar fue elegido para que en él naciera el hijo de Dios. Decidió hacer aquel nudo para no olvidarlo, pero lo olvidó. Le falló la Memoria.
Fue el único habitante de la región que no asistió al alumbramiento. Absorto por su avaricia, fue incapaz de atar indicios, de atender los argumentos de sus paisanos, de razonar. Le falló el Pensamiento.
En su egoísmo despreció a los semejantes por su edad, su color, su empleo, su condición. Le falló el Amor.
Mino aprendió ese día una lección. Y es que en todo momento, incluso en aquellos que parezcan los peores, no debe faltarnos la Memoria en forma de experiencia (alguien dijo de ella que no es lo que has vivido, sino lo que has reflexionado), el Pensamiento a modo de razón, y el Amor, siempre el amor, en cualquiera de sus representaciones. ¡Aunque para recordarlo tengamos que anudar nuestro pañuelo!

Nota: Texto perteneciente al cuento "El nudo en mi pañuelo" incluido en mi primer libro "El amor azul marino".

viernes, 19 de diciembre de 2008

De Madrid... a Huesca

Siempre es emotivo volver a Madrid. Esa ciudad en la que viví diez años y en la que tengo tantos amigos. Muchos de ellos, a pesar del frío y las prisas, pudieron acompañarme el pasado martes en la presentación de la Casa del Libro. Agustín llegó directo del hospital, pues acaba de ser padre. Ignacio cerró antes su consulta. Candi dejó a los niños con su hermana. Alberto, Margarita, Dionisio, Miquela... y otros muchos a los que no conocía. Así no es de extrañar que hubiera lleno, que todos los ejemplares se agotaran.
Los escritores José Enrique Canabal y Juan Patricio Lombera fueron los presentadores. ¡Un lujo! Miguel Ángel, mi editor, puso cava, simpatía y chocolate. Paco, en nombre de Aldeas Infantiles, agradeció públicamente la cesión de mis derechos. Y yo, sintiéndome así de arropado, diserté sobre mi libro.
"Mi planeta de chocolate" pretende ser un alegato en favor de muchas cosas: los cuentos, la inocencia, la infancia, las víctimas sin adjetivos, la cordura, la imaginación... Y por supuesto, la amistad.
El próximo lunes, a las diez y media de la mañana, presentamos en Huesca. Será en la Librería Masdelibros. Luego, a las doce, haré dos sesiones de cuentacuentos en el I.E.S. Sierra de Guara. Va a estar bonito. ¡Y lo mejor, seguro que aguardan nuevos amigos!

sábado, 13 de diciembre de 2008

Próxima parada: Madrid

Como decía mi abuelo, de bien nacidos es ser agradecido. Así que empezaré dando las gracias a las 200 personas que ayer me acompañaron en la presentación de "Mi planeta de chocolate" en el Auditorio Ángel Barja del Conservatorio de León. Gracias a Mª Jesús, su directora, porque todo fueron facilidades. A Antonio, por haber hecho una presentación tan cercana como entrañable. A Héctor, por llenar de música mis palabras. A todos.
Fue un acto bonito en el que cumplí lo prometido: hubo chocolates, piano, sonrisas... Y, cómo no, alguna de las aventuras de Benito Expósito Expósito, el pequeño protagonista de esta historia.
El martes 16 desembarcamos en Madrid. Por la mañana será la presentación a los medios de comunicación. Por la tarde, a las 20:00 horas, el acto abierto al público en la Casa del Libro, situada en la calle Hermosilla 21. Si podéis y os apetece, nos veremos allí. Hasta entonces, buen fin de semana con color y sabor a chocolate.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Bienvenidos a mi planeta

¡Por fin! Está aquí. Mi planeta de chocolate ha visto la luz una semana antes de lo previsto. Me da que se ha anticipado porque estaba tan inquieto como yo.
De hecho, ya asoma en el escaparate de una librería. En verdad que el librero es amigo y estaba muy al tanto, pero eso lo dejamos para el anecdotario. Además, ¿acaso los amigos no están también para eso?
Ha quedado bonito. Para ser sincero, muy muy bonito.
Ahora hace falta que cumpla con su último objetivo: entretener a los lectores. Desde luego el primero, que era entretenerme a mí, lo ha conseguido con creces.
Llega también el capítulo de las presentaciones. Empezaremos en una semana. Concretamente en el Auditorio Ángel Barja del Conservatorio de León (calle Santa Nonia), a las 20:15 horas del viernes 12 de diciembre. Habrá muchos cuentos, una historia, mil sonrisas, algún dulce... ¡Qué pasada!
Deseo que os guste, porque así es mi planeta de chocolate.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

En el país de los Ticos

Costa Rica es la nación de los Ticos. Así suena el apodo cariñoso con el que se conoce a sus habitantes, amparados en la costumbre de usar los diminutivos. Y es que en un país, pequeño en superficie como el suyo, no gustan de abusar de los excesos.
Sin embargo, Costa Rica tiene un tesoro que le hace inmensa: Naturaleza. Cual si fuera un pedacito de Edén, alberga en su territorio una parte importante de la biodiversidad mundial, un aluvión de especies, mil y una orquídeas, decenas de parques, siete reservas biológicas, un millón de microclimas... Quetzales, un tucán, dos colibríes... Ébano, helechos, manglares, caoba... Una playa, tu sol, mi luna.
Sin duda, en Costa Rica se refleja el Paraíso.
De entre los muchos lugares que encuentra quien lo visita, me quedo con todos. Quizá Tortuguero, tal vez Cahuita, a lo mejor Manuel Antonio.
Tortuguero es un poblado situado entre canales de agua dulce y el salitre del Atlántico, a cuyas playas acuden cada año miles de tortugas, en un ritual fascinante que garantiza su continuidad. Con sus patas cavan un agujero en la arena, depositan sus huevos, los camuflan con el paisaje y dejan que el sol incube. De ellos nacerán sus crías.
Saldrán todas a la vez, y de noche, para correr juntas hacia el mar. Lo harán así tratando de sobrevivir a sus múltiples depredadores: perros, jaguares, gaviotas, mareas... y el más dañino de todos: el hombre.
Las masacres de estos reptiles se han sucedido a lo largo de la historia, hasta convertirlos en especies en peligro de extinción. Por fortuna, aún existen espacios protegidos como éste.
Hoy en día son muchos los misterios de las tortugas que siguen fascinando: su vivir con la casa a cuestas, el superar los cien cumpleaños, sus viajes transoceánicos. Y de entre ellos, el más curioso: volver cada año a esas playas en las que nacieron para seguir con su ritual.
Cahuita es otra población de ensueño, pintada al óleo de azul y verdes. Allí, entre las ramas más altas e inaccesibles de los sotos, se divisan los nidos de un ave peculiar: la oropéndola. Un pájaro escurridizo como pocos, del que afirman que nunca pisa suelo. Come insectos de las copas de los árboles y bebe del rocío que la noche destila. Quizás tenga miedo de aquellos desalmados que trajeron la tala; comerciantes madereros que en nombre de nuestros muebles propusieron esquilmar los bosques. Al menos cada mañana nos deleita con su canto.
De las oropéndolas nos sorprenden muchas cosas: la soledad de luna llena en sus migraciones, las danzas ondulantes de sus vuelos, los nidos que teje el macho en forma de hamaca. Y en especial, la elección que hacen las hembras de esos nidos. Porque para ellas, al margen del color de su plumaje o el trinar de cada macho, lo verdaderamente importante es lo cómodo que sea su interior. Al fin y al cabo, en él criarán a sus polluelos.
Otro rincón que desborda belleza se llama Manuel Antonio, un espacio natural a orillas del Pacífico. La arena de su litoral delimita una reserva de clorofila en la que conviven numerosos animales. Entre ellos, uno pleno de simpatía: la iguana. ¡Qué bonita la cresta de su dorso!
Estos reptiles, nietos de los dinosaurios, tienen su despensa en los árboles que habitan, trepan por ellos con maestría, se mimetizan entre el follaje para engañar a sus depredadores... Sin embargo, hay uno por quien se encuentran en riesgo de extinción: nuevamente el hombre. Porque ese hombre ha hecho de la iguana una de las mascotas favoritas para el mundo civilizado (¿civilizado?), aun a sabiendas de que muchas de ellas fallecerán al poco tiempo de estar en cautividad.
En el país de los Ticos hay mil parajes llenos de magia: los corales de Talamanca, el fuego del volcán Arenal, las nubes en Monteverde, el sol de Nicoya... Una fauna infinita, esa flora que airea la envidia de nuestros jardines... Gente amable, sencilla, que usa y abusa del diminutivo... Tú, yo.
Y, sobre todo, hay ese compromiso con su entorno que en tantas ocasiones añoro para el mío.

Nota: Este relato, que empecé a escribir en el vuelo de regreso de mi viaje a Costa Rica, ha sido incluido en un boletín literario que recomiendo expresamente: Divertinajes. ¡Seguro que volvemos a encontrarnos en él!